El poeta transita el tiempo
En medio de las negras tempestades
A las que concurren a deshoras los ausentes
Para contar las estaciones que tiene el horizonte.
Se acribillan a las flores en las calles
Evitándoles morir de muerte natural.
Sólo el poeta sabe que el tiempo
Es una cuerda de equilibrio entre la muerte y la memoria
Entre alaridos embalsamados de fantasmas
Y aleteos de lunas mutiladas.
El poeta, ángel de hielo
Que hace guardia junto al horno
En la entrada del infierno
Sin otro oficio que el de otorgar el canto
A los pájaros muertos.
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