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Adolfo González

ESTE PEQUEÑO DIOS

Ese pequeño dios es tan enorme
-enorme para ser pequeño dios-
que esta tierra de putas y bandidos
apretada le queda
como una camiseta
encogida en la lavadora.

Sin embargo, debe ponérsela
pues no hay otra opción.

Adolfo González

EL HOMBRE QUE QUISO VIVIR EN UN POEMA

El tipo ignora cuántas
veces quiso vivir
metido en un poema.

Pues nunca se le convertía en casa,
ni visos daba seguros de convertirse,
fugóse con el impasible tiempo tal
querencia de sus ansias.

Pero una vez, de noche, la sorpresa
del poema le abrió la puerta
y le dijo que tranquilo, que se sintiera
como en su casa (que ya lo era).

Y desde entonces, ansia satisfecha,
sentado en el sillón
hondo de la salita del poema,
lee los ojos del lector de turno.

Adolfo González

TE AGUANTARÁ LA MIRADA

limpia

como un corte exacto
como el agua clara
como el aire fresco

te aguantará la mirada
hasta que se laven esos

los cerdos cebados de tus ojos

limpia

Adolfo González

LE PASA ESO

Imagínate
que un día,
de buenas a primeras,
el lenguaje velado
del viento
hace nido en tu lengua,
la utiliza,
habla a través de ella.

Imagínate.
El lenguaje velado del viento y tu lengua
siendo lo mismo.

¿Acaso no te llevarías por delante
-dibujando en el aire seco manotazos-
a los grotescos peluquines de la mentira?

Le pasa eso tan sumamente divertido.

Si quieres saber la verdad del viento,
hazle tu amigo.

(Siempre guarda reservas de aire puro
en el bolsillo).