Se nos quema el rostro debajo de las calles
Perderse
es
estar aquí
en la ceniza húmeda de las horas
La geografía de la ausencia se alarga
como una autopista astillada por el sol
y semáforos nos consumen
como los rieles internos del sobresalto
Miro a través de la ventana
llueven alas calcinadas como la luz
como el silencio atrapado por el humo
y los pájaros se asfixian si quieren volar
entre los elementos metálicos del día
Ya nadie grita
Nadie se levanta
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